Que iban a producirse ataques durante las olimpiadas de invierno, se daba por hecho. La cuestión era cómo de graves iban a ser y quién los podría cometer. Según la inteligencia estadounidense, fue Rusia la que estuvo detrás del Olympic Destroyer durante la ceremonia de inauguración. Sí provocó el corte de bastantes sistemas de televisión, redes wifi y la propia web de las olimpiadas antes de que empezase la ceremonia, pero no fue capaz de tumbar el evento.
Aunque las autoridades no han explicado cómo han llegado a esta conclusión, parece que el comportamiento de Olympic Destroyer recuerda mucho al que Rusia utilizó contra Ucrania el año pasado, y que se conoció como NotPetya. Afirman que Rusia intentó que pareciese que Corea del Norte estaba detrás, utilizando lo que se conoce como “false flags”. Así, habrían dejado huellas que sugerían que tanto Corea del Norte como China eran las culpables, y, además, habrían dejado rastros intencionados con direcciones IP norcoreanas.
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